PLAYA, LA IRONÍA DE CAULFIELD Y SU VIOLÍN MÁGICO

Lo que tenía que ser un bonito y agradable día de playa, acabó siendo una tormenta, un mazazo de mal humor, de rabia y frustación.

Quizás fuese porque estaba immersa en ese estado de ironía, de rebeldía y de ir contra todo, como el protagonista de la novela que estaba leyendo. Él y yo y nuestra irascibilidad, yo notaba por momentos como mi mal humor iba 'in crescendo' pero no era consciente de por qué.

Cuando llegó la hora de partir hacia la playa supe que ya no me apetecía ir, el viaje ya fue un preludio de lo que vendría después. Siempre que vamos hacia ese lugar, a esa playa en concreto, me entra muy mal humor, se me despierta y me envuelve una especie de nostalgia por los recuerdos tan felices vividos en mi infancia, allí mismo, con mis añorados y queridos abuelos. 

Entonces era todo tan distinto..., el paisaje no tiene nada que ver con el ayer,  está completamente transformado.

Además hay que sumarle que el rumbo de mi vida cambió justo en ese lugar, y entonces es cuando no lo soporto, todo se me remueve, y la rabia y la impotencia se apoderan de mi. Inconscientemente me provoca un desazón... al principio no lo sabía asociar, ahora con el paso de los años y con mi vida un poco a la deriva, he encontrado la causa.

Por lo tanto decidí mientras estuviese allí, aislarme, evadirme, pero la lectura elegida hacía que todo se multiplicase, el protagonista con su ironía también estaba a la deriva, rabioso y solo.

Pero él es un joven adolescente, en plena edad rebelde y de trangresión, y yo  en una madurez que no acepto, a mi me gustaría poder retroceder a mi adolescencia, poder rectificar y cambiar el rumbo de mi vida. Es lo que siempre hemos oído decir a los adultos pero los jovenes siempre hemos obviado.

Mientras estoy en la cuerda floja voy haciendo equilibrios, ya he aprendido a hacer 'resets' en mi día a día, para librarme de las angustias, tristezas y decepciones.

Ahora solo pienso en ahora, en hoy, porque mañana no existe, es una mera ilusión.

Llamaron mi atención y salí de mi cautiverio interno, alcé la vista y reconocí aquella imperceptible linea del horizonte donde se funde mar y cielo que siempre me ha gustado contemplar, intentando descubrir donde acaba una y donde empieza la otra. Y con esa imagen restrospectiva y distorsionada del paisaje también he echo un viaje por mi vida, una retrospección, y como si hubiese encendido el interruptor de la luz, esta me ha iluminado todo el trayecto recorrido y me he alegrado, porque en el fondo no ha estado tan mal. 

Simplemente un día cambié de camino, no hay más, la vida son caminos para recorrer pero también hay senderos para atajar.

Y como el joven Caulfield cambio de humor, ahora ya no estoy tan deprimida después de oir la canción :

"Si un cuerpo encuentra otro cuerpo cuando viene por el campo de centeno...". 

Hizo que yo también me sintiera mejor, y abandoné la idea de querer ser de nuevo una adolescente y seguí leyendo...