sábado, 15 de octubre de 2011

CUANDO ALGO SE ROMPE...

Cuando algo frágil y delicado como la porcelana o el cristal se rompe, ya no hay vuelta atrás, ya no se recompone nunca más, por más pegamento o cola que pongamos.
Se hace una fractura irreparable, una costra que sella los bordes y no se deja unir.
Una cosa que se rompe, se divide en dos partes o en mil pedazos y se revela a ser unida de nuevo, porque con la rotura, mil pedacitos pulverizados surgen y son imposibles de recomponer.
Todo se volatiliza hacia un cielo estrellado.
En la rotura invisible se manifiestan las asperezas, el desencanto, la desilusión, la apatía y todas aquellas cosas que no veíamos salen a la luz, se vuelven visibles y tangibles.
Cuando algo frágil cae y se rompe en mil pedazos... ya no hay nada que hacer, el daño es irreparable, lo frágil se revela, las heridas se costrifican y la unión es un imposible. Todo es tan rápido que no hay ni dolor.




"Pocos sospechan al percibir la primera fisura en una pieza de porcelana que esa delgada línea basta para hacerla estallar".   

viernes, 14 de octubre de 2011

¡A LA PAPELERA!

Si, a la papelera o directamente a la basura, todo aquello que ya no queremos lo desechamos con toda normalidad, sin pensar si cualquier día lo volveremos a necesitar, y me refiero tanto a las cosas materiales como a las personas.
Tenemos un ego tan grande, que nos podemos desprender de quien sea, de lo que sea y cuando sea.
Pero no nos damos cuenta que tarde o temprano volveremos a necesitar aquello de lo que un día decidimos desprendernos sin más, alegremente.
¡Qué crueldad! A veces somos como piedras, tan duros, fríos e impenetrables que todo va pasando de largo y resbalando...
Que fácil es desechar y olvidar...


"Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo".