sábado, 15 de octubre de 2011

CUANDO ALGO SE ROMPE...

Cuando algo frágil y delicado como la porcelana o el cristal se rompe, ya no hay vuelta atrás, ya no se recompone nunca más, por más pegamento o cola que pongamos.
Se hace una fractura irreparable, una costra que sella los bordes y no se deja unir.
Una cosa que se rompe, se divide en dos partes o en mil pedazos y se revela a ser unida de nuevo, porque con la rotura, mil pedacitos pulverizados surgen y son imposibles de recomponer.
Todo se volatiliza hacia un cielo estrellado.
En la rotura invisible se manifiestan las asperezas, el desencanto, la desilusión, la apatía y todas aquellas cosas que no veíamos salen a la luz, se vuelven visibles y tangibles.
Cuando algo frágil cae y se rompe en mil pedazos... ya no hay nada que hacer, el daño es irreparable, lo frágil se revela, las heridas se costrifican y la unión es un imposible. Todo es tan rápido que no hay ni dolor.




"Pocos sospechan al percibir la primera fisura en una pieza de porcelana que esa delgada línea basta para hacerla estallar".   

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